Mi primer encuentro con Rapid City fue la emoción del sueño cumplido. Por fin estaba en esta pequeña ciudad, paseando por sus calles, iniciando el camino que tantas veces soñé.
Le llaman la ciudad de los presidentes debido a las estatuas de bronce a tamaño real de los pasados presidentes de Estados Unidos que se encuentran por sus calles y paseos.
Es un lugar bonito, tranquilo, con edificios que nos transportan a épocas pasadas. Por otra parte, en julio, la ciudad se llena de Harley Davidson,
ya que dentro de unos días tendrá lugar la gran concentración anual en Sturgis. Realmente no hay muchas cosas que visitar en la ciudad pero es el punto de partida hacia todos los lugares de interés. Aquí podemos encontrar alojamiento de todo tipo, hoteles, moteles, bed&breakfast, camping, alquiler de auto-caravanas, etc.
Una visita obligada a Praire Edge Trading Company con una increible selección de arte nativo americano. Para aquellos que les guste se puede visitar el South Dakota Air & Space Museum. Me gustó la subida al Parque de los Dinosaurios porque desde allí se tiene una excelente vista de la ciudad, rodeados por las réplicas de animales prehistóricos.
No se debe dejar de visitar el Journey Museum donde se pueden ver las colecciones de geología, arqueología, el museo de los pioneros y el Sioux Indian Museum. Y, por supuesto, el Dahl Arts Center. Desde octubre de 2011 existe Main Street Square donde se realizan muchas actividades y se ha convertido en el centro de la ciudad.
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